RECORDANDO ALGUNAS TRAGEDIAS NATURALES DE COLOMBIA
ADRIANA VEGA PINZÓN
Nuestro país ha sido uno de los territorios de Latinoamérica en los que no solo las tragedias políticas, sino naturales han azotado diferentes zonas; dejando huellas de desolación y tristeza por las pérdidas humanas y materiales. Vale la pena hacer una retrospectiva para reflexionar que las pérdidas humanas en nuestro país, que no solo han sido por la violencia política, sino por repercusiones naturales.
Al iniciar esta retrospectiva es necesario señalar el periodo que conocemos en la historiografía como la colonia, en el cual se presentaron cinco terremotos, unos con menos intensidad dentro de la escala de Richter, y otros con mayor intensidad, como el que destruyó la ciudad de Cúcuta en 1785.
Comenzando el siglo XX, el primer terremoto no fue natural sino político, ya que entre liberales y conservadores se aplastaban por todo el país; iniciando así el cataclismo político, que arrasaría con nuestra población civil, durante los primeros 50 años de lucha bipartidista. Como si fuera poco a los seis años de estas violentas confrontaciones ideológicas, el 31 de enero de 1906, la tembladera además de política, fue natural ya que se presentaron fuertes sismos que sacudieron el país y provocaron el deterioro de numerosas edificaciones no solo en la capital, sino en varias capitales del país. Sumado a esto, en el pacifico volvió a temblar durante dos días; produciéndose un fuerte Tsunami.
En 1917, en Bogotá tembló con tanta fuerza que se vinieron abajo varias edificaciones en el centro y en Chapinero. Pero estas sacudidas no solo se presentaron en Bogotá, sino que se extendieron a Tunja, Villavicencio, Medellín, y Bucaramanga.
Víctimas naturales pocas, políticas varias, pues los enfrentamientos bipartidistas civiles continuaban. Al fin después de tantas procesiones como temblores, la tierra dejó de temblar, la tierra dejó de moverse, pero los odios no. Por los temblores del 17, Bogotá entró en una época de esplendor arquitectónico y urbanístico. Se construyeron elegantes casas y edificios y varias avenidas en el centro de Bogotá y Chapinero. Destrucción, pero no natural, se presentaría 31 años después con el asesinato del líder social Jorge Eliecer Gaitán, que acabaría nuevamente con gran parte de la pomposa ciudad.
Hacía la década de los 70s, más exactamente en 1979, el país fue marcado nuevamente por las tragedias de origen natural, desde mediados del año, un invierno incesante arrasó con los cultivos en casi todo el país, desbordó los ríos y destruyó las carreteras. Además de aniquilar el trabajo de los campesinos, aniquiló a una buena parte de su población.
Por si fuera poco, el 23 de noviembre de este año, el efecto de un gran terremoto afectó al departamento de Caldas, Antioquia y el Valle, dejando un saldo de doscientas víctimas, dos mil heridos y seiscientos desaparecidos, esto sin sumar las víctimas combatientes del ejército, la guerrilla y la población civil.
No terminaba la sociedad civil de enfrentar el dolor de las pérdidas humanas y materiales, cuando el 12 de diciembre, hubo un maremoto, como el de 1906, que hizo estragos en el suroccidente del país, en los departamentos de Nariño, Cauca y Chocó. La destrucción material fue inmensa, y el número de víctimas, entre muertos y desaparecidos, fue superior a tres mil. La cifra nunca se supo con exactitud.
Popayán 1983
En las primeras horas del jueves 31 de marzo, Popayán se preparaba para conmemorar el festival de música religiosa, cuando un terremoto de más de siete grados en la escala de Richter, sorprendió a la ciudad, que ya se preparaba para iniciar los actos musicales de ese día. Hubo más de trescientos muertos, más de diez mil personas quedaron sin techo y toda la zona histórica de la ciudad se desplomó. El terremoto duró 28 segundos, llenando de espanto a la población.
Armero 1985
El 13 de noviembre de 1985, siete días después de la violenta toma del palacio de justicia, a las once y media de la noche ocurrió a mayor tragedia natural del siglo XX. El volcán Arenas del nevado del Ruiz, hizo erupción y el deshielo consiguiente, desató sobre este Armero, Tolima, una avalancha de piedra y lodo que sepultó a veinte mil personas. El número de damnificados paso de doscientos mil. Las imágenes de una niña de 13 años, llamada Omaira Sánchez, con su actitud valerosa y serena, quedará en nuestra memoria.
La avalancha del 94
Crecido por el terremoto de 1994 se desbordó el río Páez y sus aguas en violenta avalancha arrasaron varias poblaciones ribereñas del Huila y del Cauca, con un saldo trágico de 1.100 muertos, dos mil desaparecidos y dieciséis mil damnificados.
El Eje Cafetero, 1999
El drama sísmico del Siglo XX en Colombia, ocurrió en el eje cafetero, región azotada ya por un terremoto veinte años atrás. El 25 de enero a las nueve de la mañana un terremoto de algo más de seis grados en la escala de Richter, dejó centenares de muertos y heridos y damnificados. El movimiento telúrico destruyó el centro de la ciudad de Armenia, y los barrios del sur de esa capital. El terremoto causó serios destrozos en Pereira, y otros municipios de Risaralda, en Caldas y el Norte del valle. Los municipios de la periferia como Circasia, Córdoba, Barcelona, Montenegro y La Tebaida, resultaron fuertemente averiados y destruidos.
Últimas tragedias; ¿desastre natural, cambio climático o negligencia?
A propósito de MOCOA Y PUERTO VALDIVIA
En la madrugada del 1 de abril de 2017, Mocoa la capital del departamento de Putumayo, sufrió un terrible desastre natural, como producto del cambio climático y una ausencia total en la ejecución de planes de contingencia para prevención de dichos fenómenos.
Las fuertes lluvias provocaron el desbordamiento de los ríos Mocoa, Mulato y Sancoyaco, generando avalanchas que arrastraban consigo lodo, rocas y residuos orgánicos. Este desastre generó no solo la auto destrucción, sino la pérdida de vidas humanas. Los organismos de control reportaron cientos de muertos, heridos y desaparecidos.
LA IMPACTANTE TRAGEDIA DE PUERTO VALDIVIA
Comenzó el 7 de mayo de 2018, con un derrumbe que taponó uno de los túneles de la represa de Hidroituango, lo que implicó un peligroso aumento del río Cauca. Y como si esto no fuera suficiente, el 16 de mayo, ocurrió un alud que provocó que una fuerte corriente de agua saliera por las galerías de la represa, lo que obligó la evacuación de más de 5000 personas que habitan el corregimiento de Puerto Valdivia, población cercana a Hidroituango.
Pero lo delicado de esta situación, es que no solo hay una tragedia natural, sino un grave error de ingeniería, así lo aseguró el ingeniero José López, consultor de infraestructura de la Universidad Nacional: la tragedia de Hidroituango sería la segunda mayor catástrofe de infraestructura del mundo, después de la de Chernobil.
Como consecuencia de esta tragedia se ordenó la evacuación de los pobladores ribereños de cuatro municipios del departamento de Antioquia, debido a la creciente del río Cauca. Para el profesor Osvaldo Ordoñez, Hidroituango, está en cuidados intensivos por el bajo control de las aguas.
Para los que desconocen que es Hidroituango, es el nombre del proyecto de ingeniería hidroeléctrica más grande en la historia del país. Está ubicado sobre el río Cauca entre los municipios de Ituango y el corregimiento de Puerto Valdivia. Su construcción comenzó en el año 2010. Este proyecto ha sido de gran controversia, debido a sus graves inconsistencias técnicas, ambientales y políticas.
Es importante considerar la gravedad de esta tragedia, ya que, según los expertos, no se debió solo al desastre natural sino a las inconsistencias de la obra. Por lo tanto, los habitantes de la zona ribereña, tendrán que soportar no sólo el error humano, sino la fuerza climática, porque de acuerdo con el instituto de Hidrología, meteorología y Estudios Ambientales, Ideam; la alerta roja en la cuenca baja y media del Cauca, se mantiene, pues las lluvias continuarán amenazando no solo a esta zona del país sino a gran parte del territorio colombiano.
Aunque el cambio climático y algunos eventos puntuales ocurridos en las últimas décadas; como el fenómeno del Niño o la Niña, no pueden ser controlados por completo por el hombre, sus efectos podrían ser mitigados de manera oportuna siempre y cuando se lleven a cabo políticas públicas de prevención, considerando que no existe de manera inmediata la atención de cualquier desastre, es decir, no existen políticas eficientes para trabajar sobre la amenaza y la vulnerabilidad.
Actuar sobre la amenaza debe ser responsabilidad del Estado, ya sea a través de la planeación y ordenamiento territorial, o a través de las campañas de prevención de desastres, intentando evitar el sufrimiento, la pobreza y la muerte. Por esta razón la construcción de obras de ingeniería y planes de ordenamiento territorial deben estar elaborados por expertos en el tema y no obedeciendo a los intereses económicos de quienes los manejan.
Para más consulta:
http://www.elcolombiano.com/colombia/colombia-tragedias-mas-grandes-en-la-historia-IB3113864
https://www.elespectador.com/noticias/nacional/hidroituango-asi-se-sobrevive-la-tragedia-articulo-789334
Al iniciar esta retrospectiva es necesario señalar el periodo que conocemos en la historiografía como la colonia, en el cual se presentaron cinco terremotos, unos con menos intensidad dentro de la escala de Richter, y otros con mayor intensidad, como el que destruyó la ciudad de Cúcuta en 1785.
Comenzando el siglo XX, el primer terremoto no fue natural sino político, ya que entre liberales y conservadores se aplastaban por todo el país; iniciando así el cataclismo político, que arrasaría con nuestra población civil, durante los primeros 50 años de lucha bipartidista. Como si fuera poco a los seis años de estas violentas confrontaciones ideológicas, el 31 de enero de 1906, la tembladera además de política, fue natural ya que se presentaron fuertes sismos que sacudieron el país y provocaron el deterioro de numerosas edificaciones no solo en la capital, sino en varias capitales del país. Sumado a esto, en el pacifico volvió a temblar durante dos días; produciéndose un fuerte Tsunami.
En 1917, en Bogotá tembló con tanta fuerza que se vinieron abajo varias edificaciones en el centro y en Chapinero. Pero estas sacudidas no solo se presentaron en Bogotá, sino que se extendieron a Tunja, Villavicencio, Medellín, y Bucaramanga.
Víctimas naturales pocas, políticas varias, pues los enfrentamientos bipartidistas civiles continuaban. Al fin después de tantas procesiones como temblores, la tierra dejó de temblar, la tierra dejó de moverse, pero los odios no. Por los temblores del 17, Bogotá entró en una época de esplendor arquitectónico y urbanístico. Se construyeron elegantes casas y edificios y varias avenidas en el centro de Bogotá y Chapinero. Destrucción, pero no natural, se presentaría 31 años después con el asesinato del líder social Jorge Eliecer Gaitán, que acabaría nuevamente con gran parte de la pomposa ciudad.
Hacía la década de los 70s, más exactamente en 1979, el país fue marcado nuevamente por las tragedias de origen natural, desde mediados del año, un invierno incesante arrasó con los cultivos en casi todo el país, desbordó los ríos y destruyó las carreteras. Además de aniquilar el trabajo de los campesinos, aniquiló a una buena parte de su población.
Por si fuera poco, el 23 de noviembre de este año, el efecto de un gran terremoto afectó al departamento de Caldas, Antioquia y el Valle, dejando un saldo de doscientas víctimas, dos mil heridos y seiscientos desaparecidos, esto sin sumar las víctimas combatientes del ejército, la guerrilla y la población civil.
No terminaba la sociedad civil de enfrentar el dolor de las pérdidas humanas y materiales, cuando el 12 de diciembre, hubo un maremoto, como el de 1906, que hizo estragos en el suroccidente del país, en los departamentos de Nariño, Cauca y Chocó. La destrucción material fue inmensa, y el número de víctimas, entre muertos y desaparecidos, fue superior a tres mil. La cifra nunca se supo con exactitud.
Popayán 1983
En las primeras horas del jueves 31 de marzo, Popayán se preparaba para conmemorar el festival de música religiosa, cuando un terremoto de más de siete grados en la escala de Richter, sorprendió a la ciudad, que ya se preparaba para iniciar los actos musicales de ese día. Hubo más de trescientos muertos, más de diez mil personas quedaron sin techo y toda la zona histórica de la ciudad se desplomó. El terremoto duró 28 segundos, llenando de espanto a la población.
Armero 1985
El 13 de noviembre de 1985, siete días después de la violenta toma del palacio de justicia, a las once y media de la noche ocurrió a mayor tragedia natural del siglo XX. El volcán Arenas del nevado del Ruiz, hizo erupción y el deshielo consiguiente, desató sobre este Armero, Tolima, una avalancha de piedra y lodo que sepultó a veinte mil personas. El número de damnificados paso de doscientos mil. Las imágenes de una niña de 13 años, llamada Omaira Sánchez, con su actitud valerosa y serena, quedará en nuestra memoria.
La avalancha del 94
Crecido por el terremoto de 1994 se desbordó el río Páez y sus aguas en violenta avalancha arrasaron varias poblaciones ribereñas del Huila y del Cauca, con un saldo trágico de 1.100 muertos, dos mil desaparecidos y dieciséis mil damnificados.
El Eje Cafetero, 1999
El drama sísmico del Siglo XX en Colombia, ocurrió en el eje cafetero, región azotada ya por un terremoto veinte años atrás. El 25 de enero a las nueve de la mañana un terremoto de algo más de seis grados en la escala de Richter, dejó centenares de muertos y heridos y damnificados. El movimiento telúrico destruyó el centro de la ciudad de Armenia, y los barrios del sur de esa capital. El terremoto causó serios destrozos en Pereira, y otros municipios de Risaralda, en Caldas y el Norte del valle. Los municipios de la periferia como Circasia, Córdoba, Barcelona, Montenegro y La Tebaida, resultaron fuertemente averiados y destruidos.
Últimas tragedias; ¿desastre natural, cambio climático o negligencia?
A propósito de MOCOA Y PUERTO VALDIVIA
En la madrugada del 1 de abril de 2017, Mocoa la capital del departamento de Putumayo, sufrió un terrible desastre natural, como producto del cambio climático y una ausencia total en la ejecución de planes de contingencia para prevención de dichos fenómenos.
Las fuertes lluvias provocaron el desbordamiento de los ríos Mocoa, Mulato y Sancoyaco, generando avalanchas que arrastraban consigo lodo, rocas y residuos orgánicos. Este desastre generó no solo la auto destrucción, sino la pérdida de vidas humanas. Los organismos de control reportaron cientos de muertos, heridos y desaparecidos.
LA IMPACTANTE TRAGEDIA DE PUERTO VALDIVIA
Comenzó el 7 de mayo de 2018, con un derrumbe que taponó uno de los túneles de la represa de Hidroituango, lo que implicó un peligroso aumento del río Cauca. Y como si esto no fuera suficiente, el 16 de mayo, ocurrió un alud que provocó que una fuerte corriente de agua saliera por las galerías de la represa, lo que obligó la evacuación de más de 5000 personas que habitan el corregimiento de Puerto Valdivia, población cercana a Hidroituango.
Pero lo delicado de esta situación, es que no solo hay una tragedia natural, sino un grave error de ingeniería, así lo aseguró el ingeniero José López, consultor de infraestructura de la Universidad Nacional: la tragedia de Hidroituango sería la segunda mayor catástrofe de infraestructura del mundo, después de la de Chernobil.
Como consecuencia de esta tragedia se ordenó la evacuación de los pobladores ribereños de cuatro municipios del departamento de Antioquia, debido a la creciente del río Cauca. Para el profesor Osvaldo Ordoñez, Hidroituango, está en cuidados intensivos por el bajo control de las aguas.
Para los que desconocen que es Hidroituango, es el nombre del proyecto de ingeniería hidroeléctrica más grande en la historia del país. Está ubicado sobre el río Cauca entre los municipios de Ituango y el corregimiento de Puerto Valdivia. Su construcción comenzó en el año 2010. Este proyecto ha sido de gran controversia, debido a sus graves inconsistencias técnicas, ambientales y políticas.
Es importante considerar la gravedad de esta tragedia, ya que, según los expertos, no se debió solo al desastre natural sino a las inconsistencias de la obra. Por lo tanto, los habitantes de la zona ribereña, tendrán que soportar no sólo el error humano, sino la fuerza climática, porque de acuerdo con el instituto de Hidrología, meteorología y Estudios Ambientales, Ideam; la alerta roja en la cuenca baja y media del Cauca, se mantiene, pues las lluvias continuarán amenazando no solo a esta zona del país sino a gran parte del territorio colombiano.
Aunque el cambio climático y algunos eventos puntuales ocurridos en las últimas décadas; como el fenómeno del Niño o la Niña, no pueden ser controlados por completo por el hombre, sus efectos podrían ser mitigados de manera oportuna siempre y cuando se lleven a cabo políticas públicas de prevención, considerando que no existe de manera inmediata la atención de cualquier desastre, es decir, no existen políticas eficientes para trabajar sobre la amenaza y la vulnerabilidad.
Actuar sobre la amenaza debe ser responsabilidad del Estado, ya sea a través de la planeación y ordenamiento territorial, o a través de las campañas de prevención de desastres, intentando evitar el sufrimiento, la pobreza y la muerte. Por esta razón la construcción de obras de ingeniería y planes de ordenamiento territorial deben estar elaborados por expertos en el tema y no obedeciendo a los intereses económicos de quienes los manejan.
Para más consulta:
http://www.elcolombiano.com/colombia/colombia-tragedias-mas-grandes-en-la-historia-IB3113864
https://www.elespectador.com/noticias/nacional/hidroituango-asi-se-sobrevive-la-tragedia-articulo-789334